Seré breve porque los posteos largos no le gustan. Y a mí
tampoco, hay que decirlo, por algo nuestros blogs son como son.
Allá por el 2010, Marie me hizo famoso. Salió en un programa
que ya no existe con una conductora muy boluda (hablaríamos del tema años
más tarde, café mediante, la única vez que nos vimos) y mencionó a El día de la
tromba como el único blog que seguía a diario.
Hoy, la que es noticia por motivos menos alegres es ella.
Entre una fecha y la otra nos seguimos en tuiter, ocurrió Breaking Bad, nos
recomendamos películas y series, pasó por la radio, se sumó al VxD, corrió un
par de maratones (hasta a mí me hizo correr con sus consejos runnerds) y fue
mamá de Nippur.
Cuando nos encontramos con motivo de celebrar (?) el cierre
del VxD yo le llevé una copia de un DVD chotísimo con Sangre de vírgenes y
Extraña invasión y un billete con la cara de Minguito. Gasté las zapatillas
pero de Sandro no había más. Ella, a modo de trueque me dio un libro de
Vonnegut sellado con una de las pasiones que tenemos en común.
Desconozco si lo que está pasando es impepinable (esa
palabra que aprendí por ella junto con "maridaje"). El cáncer es una
enfermedad de mierda que se llevó a mi prima, a mi gata y ahora quiere llevarse
a mi (nuestra) vecina Marie.
Me alegra saber que compartimos años de vida por esta y
otras redes sociales, que mis contactos la conocieron y la leyeron y que
algunos de los suyos también llegaron a mí. Y que si nos separaba su acérrimo amor por Riquelme, nos unían y nos
unen Miyazaki, Sandro, Ricardo Bauleo y Takashi Miike, la sangre asiática de la
buena y ese placer culpable que es el cine argentino berreta que pasan por
Volver.
Esto no es un homenaje. Los homenajes son solemnes y tanto
ella como yo nos pasamos la solemnidad bien por el culo. Lo escribo porque
quiero y porque pase lo que pase, se vaya o se quede, sepan que a Marie la
encuentran acá, en sus comentarios, sus recomendaciones, sus puteadas y sus
risas. En fin, en sus palabras.
Dejo acá porque la brevedad ante todo. Me voy a ver una de
coreanos sanguinarios. Porque es de las que le gustan a ella.
Y a mí, desde que
la conozco, también.