Corría el mes de junio cuando sonó el teléfono y la voz de un amigo pronunció las palabras mágicas. Me quedé atónito. ¿Cómo? ¿Un trabajo que consiste, básicamente, en ver películas? ¿Desde mi casa? ¿En serio?
Gloria,
algarabía,
regocijo.
Creo que hasta babeé.
¿Adónde firmo?
Era cierto. Existe un trabajo que radica en ver películas, dividirlas en escenas y computar las apariciones de los actores en las mismas. Quienes lo realizan reciben el nombre de visualizadores (no confundir con visionarios, que es otra cosa)
Bien.
Hasta aquí el idilio. Hasta aquí "el sueño del pibe".
Claro que "películas" es algo muy general. Claro que "películas" las hay de todo tipo y nacionalidad. Claro que no todo es cine de autor. Claro que cuando comencé a ahondar en el asunto, cuando tuve entre mis manos la materia prima de mi labor, esto es: incontables DVDs con horas y horas de películas pertenecientes a la programación de ESE canal de televisión, y no otro, comprendí que estaba internándome en un terreno pantanoso y siniestro, un territorio hostil, signado por la demencia y la insanidad de algunos que cometieron el imperdonable desliz de tomar una cámara y regalarnos, bajo el lema de "a filmar que se acaba el mundo", incontables joyitas que compartiré con ustedes a partir del día de hoy.
¿De qué canal hablo? No es I-Sat, no, tampoco es Sony, mucho menos Fox... ¡ni siquiera es Hallmark (Q.E.P.D.)! Es, ni más ni menos que...
(inserte mueca de desesperación aquí)
Imaginen: Tiburón, Delfín, Mojarrita, los Parchis, la Coca Sarli, Minguito, Palito Ortega... Todo nuestro bagaje cultural aglutinado en un monitor de 17 pulgadas.
Retomé terapia y pensé en fundar Visualizadores Anónimos, un grupo de autoayuda destinado a aplacar los males de esta faena insalubre. Pero no, mejor compartir con ustedes mis penurias. No me costó mucho pensar el título para esta nueva sección, a la que a partir de ahora denominaré VxD. De la única manera que puedo sobrevivir a estos desastres de nuestra cinematografía es si me pagan por verlos. No queda otra.
Subiré una o dos reseñas por semana. A los puristas, les anticipo que esto es momentáneo y con el tiempo volveré al formato clásico, pero ahora les pido que se pongan los cascos, los anteojos y se animen a internarse en el cine arrrrrrrgento que poco sabe de Cannes, de Venecia o de Hollywood.
Que les sea leve...